lunes, 18 de febrero de 2008

Suma y sigue


Parece mentira pero después de mucho tiempo hemos cosechado dos victorias seguidas y las dos victorias han sido completamente distintas.

La semana pasada ganamos fácilmente 5 a 0, tuvimos la visita de Lidia que estuvo atenta a todo lo que ocurría en el terreno de juego, de hecho vio 2 de los 5 goles que marcamos, jejeje (en serio, gracias por venir y animarme). El primer tiempo el contrario ataco un poco pero en la segunda tiempo me aburrí completamente.

Ayer domingo ganamos 2 a 1, esta victoria fue mucho mas trabajada, en la primera parte metimos dos goles y el contrario logro chutar a puerta y ponerme en más de una ocasión en apuros. La segunda parte fue un ataque constante del equipo contrario que una y otra vez se encontraba con un portero inspirado y que se paro todo excepto un gol, en contraataque tuvimos mala suerte y no pudimos sentenciar con algún otro gol.

En la primera vuelta perdimos y reconozco que tuve mucho que ver, pero esta vez hemos ganado y también he tenido mucho que ver.

La verdad que te sientes de puta madre, es comparable cuando un jugador mete el gol de la victoria o varios goles importantes.

Agradecer a la gente de mi equipo los ánimos cuando he tenido cagadas y por supuesto ayer cuando me felicitaron todos por el bueno partido que realice, espero que este no sea el último.

Casillas tiembla que te voy a quitar el puesto en la selección.

martes, 12 de febrero de 2008

Los amigos de mis amigos son mis amigos

Cena de navidad, no recuerdo el día pero era diciembre de 1998, en ese momento trabajaba en Albatros logistic contratado por la ETT Manpower, yo concretamente me dedicaba a realizar los pack de Movistar, estábamos un poco puteados por eso creo, que los compañeros hicimos piña para pasarlo lo mejor posible y creo que los conseguimos.

Esa noche de diciembre, la cena se iba a realizar en el centro de Madrid, pero antes de llegar a la cena quedamos, Papa Pitufo (el mas mayor y carretillero) y conductor de su flamante R-5, Emilio (igualito a Chicho Terremoto), Oscar (igualito al javichi) y Yo. Para tomar algo en una tasca de Villaverde Bajo, después de saborear las primeras gotas de alcohol decidimos ir al restaurante donde habíamos quedado para cenar.

No se que tipo de humo había en el garito de Villaverde, pero no recuerdo muchas cosas hasta la finalización de la cena, solo se que el restaurante estaba cerca de la calle Jorge Juan.

Después de cenar nos fuimos a unos garitos de Alonso Martinez y Bilbao, desde allí y una vez que nos echaron de los garitos nos dispusimos a pillar un taxi.

¿Habéis intentado coger un taxi en Madrid a esas horas y esas fechas? Es imposible, todos los taxis que aparecían estaba ocupados, por los que nos dispusimos a ir avanzado mientras intentábamos lo imposible.

Cuando conseguimos pillar uno, nos montamos los 4 y Papa Pitufo le dijo al taxista donde nos tenía que llevar: a la esquina de Jorge Juan con Lagasca, que era precisamente donde habíamos aparcado. El taxista le miro y le dijo: Estas de coña ¿No? si ese cruce esta ahí delante, enfrente de nuestros ojos, en un lado de la calle y mas solo que la una estaba el R-5. Nos disculpamos con el taxista y nos montamos en el coche del carretillero.

Habíamos quedado en un pub de Vallecas que no cerraba en toda la noche, no recuerdo la ubicación del mismo pero acabamos allí. Ya sabéis como son esta cena y las posterior fiesta, sobre todo en mí caso que no paro de hablar, pues empiezas a conocer a gente de otros departamento que nunca has visto, a los novios, novias, esposos y esposas de los compañero, a las amistades de los mismo y así toda la noche.

Al final cuando despuntaban los primeros rayos del sol nos dispusimos a volver cada uno a su casa. Papa pitufo nos dijo que él nos llevaba hasta la parada de tren de Doce de Octubre y el resto (Alberto, Juan, Oscar y yo) nos pareció bien, a Emilio le perdimos hace tiempo. Esta vez no tuvimos que coger un taxi para llegar donde habíamos aparcado, pero si tuvimos que empujar el R-5 en mitad de la M-30 para arrancarlo.

Cuando llegamos a la estación de tren, nos despedimos de Papa Pitufo y le agradecimos que nos llevara sanos y salvo a un medio de transporte y nos dispusimos a coger el tren. La fuerza flaqueaban y las conversaciones eran casi nulas, Alberto y Oscar se bajaron en Villaverde Alto para ir a Getafe, yo me quede con Juan hasta Leganés, donde yo me bajaba y Juan continuo por lo que me contó hasta Fuenlabrada.

El lunes siguiente con los compañero empezamos ha comentar las jugadas del viernes anterior; que puntazo lo del taxi, ¿Cuándo te fuiste Emilio?, menos mal que no nos vio nadie cuando se quedo parado el coche, Emilio tu colega Juan es un buen tipo. Emilio con cara de sorpresa pregunto:

- ¿Qué amigo Juan?
- Pues es que estuvo todo el rato con nosotros en el garito de Vallecas, respondió Papa pitufo.
- ¿Pero ese chico no era amigo de Oscar?, pregunto Emilio.
- Que dice, si era amigo de Papa Pitufo, afirmo Oscar.
- Que no, que yo pensaba que era tuyo. Insistía Papa Pitufo señalando a Emilio.
- Que hijo puta pues le invite a dos cubatas creyendo que era amigo tuyo, si lo se le mando a tomar por culo. Dijo mosqueado Papa pitufo.

Después de la reacción de Papa Pitufo nos miramos y nos empezamos a reír de la situación.

Al final el tal Juan no era amigo de nadie, se acoplo en el momento justo para no levantar sospecha, todos pensamos que era amigo de alguno de nosotros y como dice el titulo de esta entrada, los amigos de mis amigos son mis amigos y le tratamos como tal.

viernes, 8 de febrero de 2008

Yo fui un “Sin Papeles”

Corría el año 1995 año arriba o año abajo, en pleno mes de agosto, concretamente en la fiesta de Butarque de ese pueblo que es ciudad llamado Leganés.

Como era habitual antes de ir a lo que era directamente la fiesta, dígase a la orquesta de la Plaza España o al recinto ferial donde las atracciones y discoteca móvil no paraba hasta el amanecer. El grupo se parada para saciar la sed en la bodega Sanz, donde detrás de esta bodega y estratégicamente ubicada había una plaza donde saciábamos nuestra sed a golpe de cerveza, calimocho o combinados.

Mientras degustábamos nuestras bebidas favoritas enfrascados en conversaciones de principio de borrachera salió por casualidad un absurdo concurso, ¿Quién tenia los calcetines más feo?, no recuerdo quién gano pero no reímos mucho con los calcetines de White porque era de rombos, de rombos pequeños de colores en blanco, creo que había algunos mas feo por ahí.

Después de coger el punto nos dispusimos a bailar y disfrutar de la Paradise en la Plaza España, después de oír, botar, cantar y saquear a las peñas conocidas nos dispusimos a bajar al recinto ferial para esperar el amanecer y continuar con los toros.

Cuando llegamos al recito ferial y ubicarnos todos en un sitio donde podíamos estar todos, los de mi grupo y de grupo afines a nuestro barrio, sentí como un sudor frío, me dejo paralizado, no podía moverme, la luces de las discoteca móvil se sumaba a la música de cuéntame un cuento de celtas que me hipnotizaron y me dejo con la mirada perdida en el infinito, no podía ser otra cosa, me estaba cagando.

Calculando el tiempo que me quedaba, que era muy poco, trace una ruta hasta un lugar donde poder evacuar, recordé donde estaban las casetas de los baños y sin más dilación me marche para aquel lugar tan deseado en ese momento. Durante la ruta, me encontré con gente que despachaba con un luego te veo, y por fin al final del túnel causado por el alcohol aparecieron las salvadoras casetas.

Tuve suerte la primera estaba vacía y pude sentir el placer de descargar, pero ahí en esa situación me percate, era un “Sin Papel”.

Fue duro ser un “Sin Papel”, durante unos minutos que para mí fueron horas, me rebane los sesos para salir airoso de esta situación, y pensé como podía sustituir los papeles por otros documentos para poder continuar con la fiesta.

Me mire de arriba abajo para ver que prenda podía prescindir de ella; camiseta, no que al amanecer hace frío, pantalones ni de coña, mi primera opción fue los calzoncillos, nadie se daría cuenta de esta embarazosa situación, fui en captura de dicha prenda, y al quitarme los zapatos, aparecieron ellos, los calcetines.

Me quité uno de ellos y me lo introduje en la mano, sería por el alcohol que corría por mis venas, pero el calcetín introducido en la mano me parecía una marioneta y mantuve una conversación con el, le pedía perdón por esa ofensa que se iba ha producir.

Con uno me apañe pero no era plan de ir con un solo calcetín, me quite el otro compañero de la heroica prenda y los lance dentro de la taza.

Cuando llegue al punto de reunión donde estaban echándome de menos mis amigos, me preguntaron que donde había estado todo este tiempo y les mentí, les dije que estaba saludando a otros amigos, no me sentía con fuerza para contar lo ocurrido.

Me había limpiado el culo con un calcetín.

Estábamos en la plaza de toros esperando a que soltaran a los morlacos, después de toda la noche de fiesta, tirados en los asientos, uno de mis amigos me miró y echo de menos una cosa, me pregunto muy interesado ¿Luis, dónde cojones están tus calcetines? Yo pensaba que la situación surrealista que me había sucedido solo sería conocida por mí.